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viernes, 28 de noviembre de 2014

Obra teatral: Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos

La obra es de cuatro niños de uniforme de una escuela privada y católica, una imagen de un Cristo muy kitsch y cuatro cubos en el piso que se disponen de tal modo que cambian la escenografía de un momento al otro.
Chicos  católicos apostólicos y romanos, protagonizada por Nicolás Maiques, Juan Paya, Dario Barassi, Juan Guilera, y Emanuel Arias, es una comedia desopilante dirigida por Carlos Kaspar.
Los chicos católicos, están en el quinto grado ansiosos y temerosos por tomar la comunión. 
Debido a éste acontecimiento, les surgen dudas y planteos en torno a la religión, a la iglesia como institución, a los pecados capitales, al cielo, al infierno, y a la sexualidad, en la que hacen hincapié y por sobre todo a la crueldad pura de los niños a esa edad.

La obra es presentada en el teatro El Cubo, pero anteriormente era dada en el teatro N/Artazar.
EL Cubo se reafirma como uno de los teatros más prestigiosos del off-corrientes, sosteniendo una programación que privilegia la calidad artística de los espectáculos. Una estructura moderna y acogedora que permite una mejor comunicación con el espectador.



Sala de 17m x 25m
Escenario de 0,7m. de altura. Medidas: 12mts. x 7.5mts.
Capacidad: 240 butacas numeradas en gradería.
Dramaturgia: Juan Paya / Elenco: Diego Barassi, Juan Gilera, Nicolás Maiques, Juan Paya y Emanuel Arias / CoreografíaAgustina Vera / Asistente de dirección:Lucas Merayo y Karina Hernández / Dirección:Carlos Kaspar / Teatro: El Cubo Zelaya 3053.

Juan Paya y Nicolás Maiques se conocieron trabajando en el musical “Socorro, Malcriados” y hoy se lanzan como productores con su propia empresa "Escena Catorce". Ellos mismos se consideran una empresa joven, cool, canchera y muy creativa.

“Nos creemos quincemil. Teníamos ganas de elegir que cuento contar, por eso casi sin darnos cuenta empezamos a producir. Con el tiempo y los proyectos nos fuimos dando cuenta que además de actuar nos gustaba escribir, producir, crear, renegar, sufrir, putear, amar, odiar y ponernos la camiseta de lo que hacemos generando nuestro propio trabajo. Así fue que nació "Escena Catorce Contenidos" y las ganas de crecer creando. Somos grosos y lo sabemos. Despilfarramos magia por doquier. somos eclécticos, podemos ser bizarros o naif, según el día y la hora. Nos llevamos bien aunque nos vemos la cara todos los días y eso es importante. Somos un gran equipo, trabajamos fundamentalmente en los vínculos porque creemos fehacientemente que sin bases solidas no hay construcción. Amamos producir, nos encanta convertir en posible lo imposible. Hacemos realidad los sueños. Somos Nicolas Maiques, Juan Paya y Agustina Granja”.



CRITICA


Elegí esta obra particularmente porque conozco a Juan y a Agus, ya que ella fue compañera en la escuela media y también porque había visto hace bastante el musical en el que habían trabajado "Socorro Malcriados" y me había encantado.
Si bien la obra cumplió 4 años en cartelera, no había tenido tiempo para poder ir a verla. Escuche hablar mucho no solo por los comentarios de mis amigos, sino también por los medios como la TV y la radio que la nombraban. 
El día que fui a ver la obra mis expectativas eran muchas debido a los comentarios.



Antes de que comience la obra todas las luces de la sala se apagan y solo se puede observar la luz de una linterna que ayuda a ver los lugares de los espectadores que llegan sobre la hora. Al inicio de la obra se prenden las luces, pero es tenue. Se pude observar el escenario vacío, en donde cuelgan a la derecha del escenario 2 banners y a la izquierda otros dos donde en cada uno de ellos hay una caricatura de los actores principales vestidos de la misma forma que en la campaña publicitaria (con ropa de escuela privada) y en el centro del escenario hay un banner pero que tiene un soporte al piso donde está la imagen de Jesús pero también en caricatura, en este caso hay un foco de luz más fuerte apuntando a Jesús. Esto ayuda a atrapar al espectador, generando intriga e interés. 


En el transcurrir de la obra se pueden observar los distintos roles de cada uno de los personajes. Estos roles son logrados a la perfección y se pueden apreciar muy bien las características de cada uno. Los cuatro compañeros de colegio, en la escuela ya sea en los recreos u horas de clases, dudan, juegan, se preguntan, aprenden y se tientan. Por un lado está el gordo que es resentido, soberbio y peleador, el feo que es gay, pero muy inteligente; el lindo, vivo y con mucha calle. Y por último está el tonto, al que todos quieren ayudar, porque no pueden creer que no se dé cuenta de nada. Son víctimas y victimarios de las burlas y cargadas. Reciben y dan, como todos los niños, con la diferencia de que si no respetan al señor irán al infierno. Porque el ojo de Dios todo lo ve y serán castigados, si no cumplen los doce mandamientos. Además, hay una quinta persona en escena, que es Guido (el empleado). Hace desde mantenimiento hasta cómplice de los niños o los curas, como mejor le convenga. Y musicaliza con su guitarra, todo lo que pasa arriba de las tablas.
Las actuaciones de los actores y el conjunto de todos ellos en la obra son realmente increíble. Desde el comienzo de la obra hasta que termina el público no para de reírse. Las risas que se van trasformando en carcajadas debido a la ingenuidad de estos niños y los diferentes recursos que utilizan los actores para representar los distintos personajes como los cambios de voces, las expresiones exageradas del homosexual, la soberbia del gordo, la ingenuidad exagerada del tonto y lo canchero del otro son un conjunto brillante que aporta a la obra. Sumado a esto cada uno de los actores además de interpretar al niño compone a un adulto miembro de la iglesia. Los tres heterosexuales componen a sacerdotes y como era previsible el que representa al homosexual compone a una monja.
Se puede observar en el escenario la personalidad y características del personaje que cada uno de estos 5 actores van representando. Demuestran lo que sienten y piensan y como es esperable en los niños las cargadas que se generan por ser distintos y como punto central en que no van a poder tomar la comunión por los miedos e inseguridades de pecar.
Son dos horas a puro ritmo, con un texto lleno de preguntas, un regreso a la adolescencia y a todas sus dudas. La religión, el sexo, la discriminación, la educación, y las conclusiones. Todo desde la mirada de un particular grupo de alumnos.
En relación a la escenografía, cabe destacar que si bien el escenario es pequeño para desplegar tanta energía el director logra con un par de luces, un plotter de Jesus y cinco banquitos recrear la historia.

Una puesta en escena sencilla, con pocos recursos de escenografía, dándole más lugar e importancia a la actuación de estos cinco actores. Que logran a la perfección cada interpretación del personaje, tanto de niño como de adulto, a través de recursos tanto corporales como vocales, donde se nota el esfuerzo y la energía que cada uno pone, para dar lo mejor de sí.
Es un texto cuestionable en donde los chistes están muy bien pensados y logrados. Con un tema complicado como es la iglesia y los sacerdotes, sus ideas, sus temores y sus prohibiciones. Se podría objetarle infinidad de cosas en relación a estos temas. Pero también es cierto que se le estaría poniendo al espectáculo una intención que claramente no tiene ya que pretende ser, simplemente, un divertimento. Con todo lo grandioso y lo peligroso que puede eso significar, pero que es más un problema de la cultura que lo produce que de los artistas que lo llevan a cabo. Los textos y situaciones no dan tiempo para asimilar las verdades que a fuerza de grotesco, se disparan desde el escenario. Quedó demostrado que a través del humor se puede hablar de todo.
El vestuario de los personajes hace referencia a la trama de la historia, los niños de la escuela católica vestidos con el uniforme típico de la misma (camisa blanca, corbata, chaleco azul y pantalones azul marino), En los momentos que se representan a los adultos religiosos tanto los curas como la monja están con las túnicas negras. Y por último el caso del empleado esta con un delantal azul haciendo referencia a su rol. El vestuario aporta mucho a la representación de la historia.
En relación a la iluminación es tenue desde el comienzo en todo el escenario. Por momentos como al principio y en otros momentos de la obra donde habla Jesús, hay un reflector apuntando al banner con la imagen en caricatura de él. También sucede en determinados momentos de la obra, en la que determinado actores toman el protagonismo en ese momento y es ahí donde se proyecta un reflector en ellos.

Si bien en la totalidad la propuesta es excelente y brillante, hay que destacar, entre los intérpretes, la energía y diversos recursos de Nicolás Maiques, ya que en su composición del niño homosexual utiliza distintas variedades de recursos como para garantizar la risa del público, y lo logra con sumo éxito. Dario Barassi también se destaca en su representación y en los distintos recursos que utiliza como los gestos, los cambios de voces y los tonos de los chistes; logra manejar el tiempo de la escena a la perfección. Es muy valioso y rico como utilizan variedades voces y recursos que sorprende constantemente al público. Su intensidad en el escenario es admirable.
Es una obra con mucho humor en donde se pueden ver de trasfondo en el texto los mensajes subliminales hacía la Iglesia. Me divertí mucho cuando la fui a ver, llegue a salir del teatro con dolor en la mandíbula de tanto reírme. Al ir a verla uno solo puede soltarse y disfrutar realmente de un verdadero humor, que si bien son temas delicados para tratar, se pudo demostrar con esta obra, que con humor todo se puede. Si bien uno puede ponerse a pensar en el trasfondo de la trama, en el momento no es posible ya que la única intencionalidad es hacer reír al público. Es realmente recomendable!!!





Bibliografía Consultada:
 Ø  https://www.youtube.com/watch?v=UUl3dGbxpuc 

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